lunes, 28 de diciembre de 2009

Santa María la Ribera y su Alameda

Si hay un lugar en donde cada calle tiene una historia es, sin lugar a dudas, la Ciudad de México. Te contaba apenas ayer que, ubicándonos en la Alameda, la cual fue el límite de la ciudad hace mucho tiempo y era donde la Inquisición tenía uno de sus quemadores, en donde los sentenciados por brujería, herejía, entre otros eran ejecutados en algo que de pronto se volvían verdaderos espectáculos. Pues bien, seguiremos el rumbo, pasando el Panteón de San Fernando, seguimos en dirección poniente y llegamos a este espléndido edificio, el cual, fue la casa de campo de los Condes del Valle de Orizaba, si, era su casa de campo, ¡distante de la ciudad!


Esta extraordinaria construcción barroca del tipo estípite es conocida como la Casa de los Mascarones, llegando a ese lugar damos vuelta en dirección norte y entramos a la colonia Santa María la Ribera, lugar, claro está, recordemos que estamos en la Ciudad de México, lleno de historia. Fui allí pues tenía muchas ganas de conocer un edificio que representó a México en la Feria Mundial de 1884.


La ciudad de México era lo que actualmente conocemos como el Centro Histórico, por lo tanto, fuera de esa zona, todos eran campos y había haciendas, tengo entendido que aun sobrevive una, la llamada Casa de la Bola, solo que esa está en otro rumbo y no me fue posible visitarla, pero aquí en donde andamos ahora fue en su momento hacienda también, la de la Teja.


Para mediados del siglo XIX Santa María la Ribera era ya un suburbio de la ciudad, fue la primera colonia que se creó, al poco tiempo se volvió el lugar de moda, los ricos, políticos e intelectuales preferían vivir allí, hincado el Porfiriato la colonia cobró más auge aun, sus edificios refinados de estilo neoclásico dieron paso a una imagen urbana distinta a la del centro. En la foto vemos el Templo de los Josefinos.


Ya para finales del siglo XIX y principios del XX, Santa María la Ribera, con sus calles con nombres de flores y árboles era la zona de moda, a de los encumbrados y no lo dudamos pues al caminar por sus calles vemos los remanentes de aquel esplendor, para muestra este que es en la actualidad del museo de Geología.


Los edificios magníficos, grandes, de altos techos, de esos que tienen un entrepiso, tan usado en esa época, muchos de ellos están abandonados, otros en malas condiciones, algunos, los menos, ostentan aun su grandeza, muchos, la mayoría, ya desaparecidos. Este rumbo de la ciudad tiene un ritmo menos ajetreado, pero no deja de ser intenso.


Y me tocó la hora de la comida, aquí como en buena parte de México, no nos podemos quejar de los platillos, las comidas corridas son buenas en general, bueno, si le buscamos, regularmente encontramos algo bueno que comer, como una enchiladas verdes… ¿gustas?


Y llegamos al objetivo, lo primero que encuentro es una verdadera “águila mocha” este que es el Escudo Republicano, el que se instituyó a raíz de las Leyes de Reforma, seguramente contuvo una explicación de monumento que adorna el centro de la Alameda de Santa María.


Es a este al que me refiero, al llamado Kiosco Morisco, el que fuera construido en Filadelfia, todo en hierro y que albergara al pabellón mexicano durante la Exposición Universal de Nueva Orleáns en 1884, diseñado por el Ing. José Ramón Ibarrola. El pabellón fue desarmado y armado nuevamente, esta vez para que sirviera de recinto en la Feria Internacional de San Louis Missouri, en 1904, fue traído luego a México y se instaló en donde actualmente está el Hemiciclo a Juárez, allí funcionaba como escenario para los sorteos de la Lotería Nacional, en ocasión de las fiestas del Centenario, el kiosco fue movido una vez más, ahora a la Alameda de Santa María la Ribera, lugar en donde lo podemos admirar actualmente. Te dejo unas fotos más.







Y seguimos por la Ciudad de México, llevándonos todo tipo de sorpresas, como este gimnasio que llama, aunque no quieras, tu atención. Lo dijo André Bretón, en México el Surrealismo está en cada esquina, “…pero el surrealismo no renació en México; se convirtió en un lugar común"



Y si te interesa enterarte de esas “quemazones” de gente que se hacían en la Alameda, lee un artículo anterior de El Bable:


http://vamonosalbable.blogspot.com/2009/04/el-santo-oficio.html

3 comentarios:

  1. Por cierto, ya que tocaste el tema de la comida, te falto mencionar que alli al lado del Kiosko, venden raspados buenísimos de fruta preparados de modo casero...mmm!!

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  2. esto es muy empricionante eaun que vivo a i

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  3. Es muy interesante su información.
    Tendrán alguna imagen d la primaria Manuel M. Flores (pública) que estaba ubicada frente a la parroquia de los Josefinos,en al calle de Sta. María , ahí estudie de 1966 a 1972 y hasta donde sé se incendió. Saludos

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