viernes, 19 de noviembre de 2010

De animales muertos que encuentro en el camino

Con dos semanas de atraso llega este artículo. Lo tenía pensado para las vísperas del Día de Muertos, pero, dadas las circunstancias es hasta ahora que lo publico. No es que vaya buscando los muertos, es que, simplemente allí están, van apareciendo por el camino, por los caminos que voy cruzando, como esta escena, un tanto cuanto macabra en donde así como lo ves, así apareció, ese huacal de pollo ya consumido, la cruz no se quién la hizo o si las circunstancias así la dejaron, el caso es que mejor foto para iniciar este intrincado recorrido de cadáveres no podemos tener.

En la carretera Irapuato-La Piedad, a la altura del Rancho San Vicente me llamó la atención una mancha que se veía en la carretera, cuando me acerqué me dí cuenta de que había sido en vida un perro el que ahora estaba adherido al asfalto.

Eso de las palomas, que llega a ser una verdadera plaga en las plazas y jardines es una idea que, no se a quién se le ocurrió difundir por estos rumbos, antes no las había, ahora son miles, pues la gente acostumbra irles a dar de comer, especialmente los domingos; así que, es común ver los cadáveres de las palomas al pasar por las calles de Salamanca.

Esto es en verdad impactante, no tanto como las portadas del Alarma! pero casi. Es la continuación de los restos del perro atropellado que viste en la primera fotografía, aquí los huesos con la carne están totalmente adheridos al pavimento.

Reforzando la teoría del que el Chicomostoc está en el Bajío y que durante todo el año, especialmente en el verano, hay miles de garzas por toda la zona, encontramos muy cerca de Corralejo, junto a una represa una de esas garzas, recordemos el mítico Aztlán, lugar de garzas.

También en Salamanca, esta vez caminando por el bordo del río Lerma encontramos esta torcacita que falleció en su camino, un rictus por demás erizante.

Partiendo de que el nombre de Guanajuato viene de la voz Quanaxuato que en lengua purépecha quiere decir "lugar de ranas", es en las inmediaciones, en el rancho de San Martín del Terrero donde nos encontramos esta tremenda rana.

Muy cerca del lago de Chapala, en la que fuera la Hacienda más grande de la zona, Atequiza, caminando del pueblo rumbo a la estación del tren la sorpresa fue encontrar una tortuga, la cual evidentemente fue atropellada.

Esta escena llama la atención al más distraído, pues las trompas de estos cochinos coronaban un puesto de carnitas en una de las ferias que habitualmente se dan por los rumbos del Bajío.

Esto también fue tremendo, al caminar por las calles de la antigua Huango, es decir, Villa Morelos, Michoacán, en plena temporada de lluvias, junto a una tarjea, como les dicen allá a lo que yo conozco como atarjea, estaba el cadáver de este gato que la noche anterior en su huída cayó al agua y de allí no salió vivo.

En una carretera de espectacular belleza por el norte de Michoacán, cuando me enfilaba al rancho de El Cuatro, el olor era intenso, y sí, en efecto, se trataba de un zorillo que recién había sido atropellado, me comentó el conductor que eso es común, pues abundan por el rumbo y que la gente evita pasar encima de ellos pues el olor se impregna en el carro por semanas.

En esta paloma, encontrada también al caminar por mis habituales rumbos en Salamanca, podemos ver la razón por la cual al acto de morir se le dice "estirar la pata", pues eso es, efectivamente lo que sucede.

Otro más que estiró la pata fue este escarabajo que en el verano apareció también, por Salamanca.

Es evidente que esta otra paloma apenas había muerto, estamos de nuevo en Salamanca, la escena se vuelve continua pues además de que las palomas abundan, los contaminantes están a la orden del día. O tal vez fue porque "chupó Faros", como se solía decir.
Hace algunos meses hice una serie también de cadáveres de animales, si te interesa verlo entra aquí:



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