jueves, 13 de enero de 2011

Una visita nocturna a la ciudad de México

Las caras que nos ofrece la ciudad de México son, practicamente, infinitas. Lo acabo de comprobar apenas... cosa que, sinceramente, no necesitaba de ser corroborada, pues convencido estoy de ello desde hace tiempo y va de nuevo: la ciudad más interesante que hay en todo México es la de México.

Luego del gran gusto de caminar por el Monumento a la Revolución que luce aun más con la iluminación adecuada que le fue instalada, ahora nos dirigimos hacia la Alameda Central, pensaba llegar hasta Donceles solamente pero más caminaba, más me atraía seguirlo haciendo... era ya tarde, pero, con tales maravillas, la hora no importaba.

En donde se levantó hasta el 19 de septiembre de 1975 el Hotel Regis, la que ahora se llama Plaza de la Solidaridad, fue instalado este carrousel, más clásico no puede ser, nos remite a la época porfiriana, al encanto europeo del romanticismo.

Solo cosa de caminar un poco más y estamos frente al Hemiciclo a Juárez, finalmente lo pude ver en todo su esplendor, sin manifestantes, sin vendedores, sólo con éste fotógrafo que hacía su labor aprovechando el particular ambiente que la noche le imprime.

Y si de romanticismo hablamos, que mejor que retratar los leones que custodian de cada lado al águila republicana, sigamos caminando...

La noche nos deja ver detalles que, de pronto con la multitud que se concentra en el día, o el bullicio de la ciudad, en cambio en la noche, los edificios adquieren un matiz distinto... un jaguar de fauces abiertas a manera de estilizado dintel, custodiado con estas dos serpientes... elementos que indudablemente nos reflejan la cultura de la Gran Tenochtitlán.

Los Pegasos nos sacan de los elementos altamente mexicanos y nos llevan al clacisimo, a lo que, cuando se diseñó el Palacio de las Bellas Artes, estaba en plena moda.

Curioso, para mí, luego de andar en tantos ranchos y pueblos y haciendas, toparme con los inmutables capitalinos que no se amedrentan ni temen ni se inmutan ante la cámara fotográfica... recuerdo como en algunos lugares en cuanto sacaba la cámara corrían, o peor aun cuando reclaman el haberles fotografiado.

Lo dicho: de noche los edificios adquieren un vis magnificente... si en el día lo tienen, en la noche destacan aun más.

Y ni hablar. Ante la concentración humana que aquí se vive, tenemos la inmutabilidad ante la cámara... me sigo sorprendiendo...

Esto me parecio de lo más interesante, el antiguo templo que está frente al Hemiciclo, no recuerdo su nombre, luego fue usado por Fonart (creo) y ahora no se cual será su destino; el caso es que allí es donde están instalados los reflectores que iluminan a Juárez y todo el conjunto de mármol, pero este contraste de luz y sombras me pareció único.

Ahora cruzamos lo que yo conocí como San Juan de Letrán y que luego le cambiaron de nombre por el impersonal de Eje Central, aquí tratando de cruzar la calle, a la vida urbana como que ya me desacostumbré. Si ves con atención al fondo aparece ese ejercicio de iluminación que la UNAM instaló por el rumbo de Tlatelolco. Y nos vamos al Centro Histórico.

No se si has pasado por aquí, es la Calle 5 de Mayo, a una cuadra de la Catedral. Es el Café la Blanca. Desde que tengo uso de memoria he oído hablar de él, era el lugar favorito del Amo del Bable en sus solitarias idas a México y, por herencia lo decidí adoptar también... luego te contaré lo que allí comí esta vez.

Cambiamos de calle, ahora por Madero, que ya es peatonal. Lo que vemos es la esquina del edificio que alberga el Museo del Estanquillo.

Así luce ahora el edificio que era conocido como y La Esmeralda Hauser-Zivy y Compañía, lugar de gran abolengo en el Porfiriato, allí se vendían, entre otras cosas, Cajas de Música... recuerdo que hasta hace poco un gran almacén de discos se ubicaba allí. Casualidades de la vida...

Espléndida se ve la Calle de Isabel la Católica, la toma desde la esquina con Madero, por donde está el templo de La Profesa.

Y esta es la portada de la Profesa, no la principal, sino la que da del lado de la Avenida Madero.

Ahora estamos en la que fuera la entrada al Convento Franciscano, ahora solo queda el templo, en donde el hundimiento es más que notorio. Recuerdo haber leído que los conventos al principio de cuando se comenzaron a instalar, estaban en los límites de la ciudad... imagínate hace cuanto tiempo de eso...

La Casa de los Azulejos, aquí al igual que todos los edificios del Centro Histórico, se conserva la tradición de las hornacinas, esos nichos para los santos a quienes se invocaba en cada familia se colocaban en la parte alta de la esquina.

La casa del Conde del Valle de Orizaba. Espectacular mansión que junto a la del Marqués del Jaral de Berrio eran las más renombradas en la vida Novohispana.

Las cúpulas del Templo de San Francisco, de lo poco que queda en pie del enorme sitio que los Franciscanos construyeron desde su llegada a la Nueva España.

Y es hora de dormir, ya casi es la media noche... vamos hacia el hotel, en la Colonia Tabacalera...

Y desde la parte alta de la Plaza de la República vemos eso que en inglés se llama skyline, palabra que no sé si tiene traducción al español. El perfil, tal vez... el perfil nocturno de la Gran Ciudad de México.

1 comentario:

  1. buenisimas fotos nocturnas del centro historico del DF, no he tenido el gusto de verlo en persona por la noche, pero ya de dia es impresionante, solo alguna anotacion, el Palacio de Bellas Artes mas que pertenecer al clasisismo es un exponente del Art Noveau y el dintel que te parecio un jaguar es una cabeza de caballero tigre, vamos que es un guerrero con casco de jaguar, asi que solo son detalles
    saludos y gracias

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