jueves, 16 de junio de 2011

Una penosa travesía por el mar de Cortés en 1768

Al ver esta impresionante vista de Puerto Escondido en las cercanías de Loreto, foto que tomé, por cierto, del álbum de Cindy & Dick Metler, no pensamos que hace ya casi dos siglos y medio sucedió una muy penosa visita, realizada obligadamente por los jesuitas de Sonora y Sinaloa que habían sido expulsados, al igual que todos los jesuitas en los territorios de la Corona española, incluidos los de ultramar a consecuencia de la Pragmática Sanción en la que Carlos III decide expulsar a todos los Jesuitas de sus dominios, esto se dio en el decreto del 2 de abril de 1767. Para junio ya se tenía el aviso en la Nueva España y el 25 de ese mes comenzó a ejecutarse la orden de expulsión; fueron tres días en los que como rehenes fueron tomados y enviados sin pertenencia alguna a Veracruz, el destino de la mayoría sería Italia, muchos murieron en el camino y los que vivían en las apartadas regiones del noroeste del territorio novohispano tardarían un poco más en entrarse. Para el 25 de agosto fueron notificados los jesuitas de las misiones de Sonora, para el 2 de noviembre eran concentrados en Guaymas además de los religiosos de Sonora, los de Sinaloa, 51 en total.


Esta es una recreación virtual de lo sucedido en Mátape, la imagen viene del National Park Service en Tumacacori. Penosísimas serían las condiciones en que se concentraron, en calidad de rehenes a los jesuitas de esa región, su prisión se prolongó desde el 2 de septiembre hasta el 22 de mayo del siguiente año, 1768; los jesuitas de la península de Baja California ya habían salido rumbo a Veracruz, esto desde febrero de 1768. La idea original era concentrarlos a todos, tanto los de Sonora, Sinaloa y California, pero las circunstancias no lo permitieron. Vendría luego una de las más penosas travesías por el mar de Cortés, para luego seguir sufriendo al cruzar el territorio de la Nueva España desde San Blas en el Pacífico hasta Veracruz a donde llegaron el 12 de marzo, tuvieron que esperar 3 meses para salir rumbo a España, la travesía les llevó 44 días hasta que finalmente desembarcaron en Cádiz el 10 de julio de 1769. Luego serían distribuidos a distintos puntos de la geografía europea. 21 de ellos murieron en el camino desde Sonora. Y su travesía por el mar de Cortés fue así:


"Levaron anclas rumbo a Baja California el 22 de mayo por la mañana, casi a los nueve meses de haber empezado su encierro en Guaymas. Estuvieron tres días al garete por falta de viento, pero en los días siguientes el viento fue tan fuerte que el viento les quebró el primer mástil. Para el día 4 de junio el barco había sido arrastrado a siete días de su destino.


No podían tomar las comidas sin sentir asco, pues les causaba naucias; les daban de alimento sopas de galletas con tasajo descompuesto y comido de gusanos, con algunos garbanzos con gorgojos cocidos en agua nauseabunda. Solo el 11 de junio lograron llegar a Puerto Escondido, allí repararon los daños y colocaron un nuevo mástil. Los padres aprovecharon para mandar a que se lavasen sus ropas a Loreto, población ubicada a cinco horas de camino. El día 15 llegaron indios en canoas para ver a los padres, ya que las misiones de la península californiana estaban abandonadas desde el día 4 de febrero de 1768. Los visitó igualmente un misionero franciscano de los que habían venido para reemplazar a los jesuitas en las misiones de California, lo hizo también un oficial español de apellido Zomera, que tenía un hermano en la Compañía de Jesús, y que tal vez por solidaridad les proporcionó algunas gallinas, limones y toronjas, lo que les vino muy bien con el Escorbuto.


En este punto los visitó también el gobernador Gaspar de Portolá y les señaló que no había carne ni para ellos. No les permitieron tampoco bajar a tierra, el calor les hacía la vida insportable, y los enfermos se asaban en los pequeños compartimentos. En sus testimonios de Middendorff señala que cundía el hambre , y la poca carne que había estaba plagada de gusanos y cucarachas. 24 padres estaban muy enfermos. La autoridad actuaba como si el decreto de expulsión no recomendara el buen trato a los religiosos. El día 26, Zomera les mandó dos vacas y siete costales de maíz, lo que obligó al gobernador Portolá enviara mil libras de carne seca y diese permiso para que los enfermos bajasen a tierra y permanecieran en una ramada vigilados por soldados. El día 30 permitieron que también los padres sanos pudieran dormir en tierra, lo que aprovecharon para bañarse, cosa que al parecer tanta falta les hacía.


El día 2 de julio sintieron un fuerte terremoto que los asustó. Los padres pidieron que les llevaran hojas de maguey, pues eran buenas contra el escorbuto. Con un jarabe de maguey cocido, dice el padre Middendorff, se quitan las manchas pardas de la piel, el cansancio y los dolores de los huesos producido por dicha enfermedad. El día 6 de julio algunos soldados que habían visto la condición en que se encontraban los jesuitas, les mandaron desde Loreto camisas y pañuelos.

Mientras tanto en Matanchel el visitador
José de Gálvez y Gallardo, [marqués de Sonora], impaciente, daba ordenes para que se procediera inmediatamente a la partida desde California al puerto de San Bals. El 15 de julio salieron del puerto, pero no tuvieron viento suficiente para navegar. El día 19 comenzó una tormenta y entre vientos y calmas lograron, el último día del mes, avistar Cabo San Lucas..." (1)


Lastimosa fue, en verdad, la partida de los jesuitas de Sonora y Sinaloa, a lo largo del camino, una vez desembarcados en San Blas, tuvieron alguna asistencia, especialmente en conventos de otras Ordenes religiosas que encontraban en el camino, tal es el caso en Salamanca, [Guanajuato] en donde durmieron en las instalaciones de los padres Agustinos el 15 de enero de 1768, la llegada de estos abatido padres a Veracruz fue el 12 de marzo, luego tuvieron que esperar largos tres meses, fueron testigos, entre otras cosas, de la llegada de un franciscano de nacionalidad francesa que venía a la Nueva España no a evangelizar, sino a hacer observaciones astronómicas, y su camino era precisamente recorrer los mismos pasos que semanas antes habían recorrido los jesuitas embarcados en Guaymas. Era Jean Baptiste Le Chappe, el que venía precisamente a San José del Cabo a ver y medir el tránsito de venus; pero esa, dijo la nana Pancha, esa es otra historia...


Las fotos que aparecen en donde no es especifica su autoría son de Chuck Jalaty y Valinico.


Fuente:


1.- Montané Martí, Julio César. En torno a la expulsión de los jesuitas en Sonora. Dentro del libro Seis expulsiones y un adiós: despojos y exclusiones en Sonora. Coordinador: Aarón Grajeda Bustamante. Plaza&Valdés. México, 2003.

Si te interesa el tema del tránsito de Venus observado en San José del Cabo en 1769, entra aquí:


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