viernes, 30 de septiembre de 2011

La otra cara de Salamanca: su orografía.

995.- De las tantas facetas que una región tiene, salvo contadas ocasiones, nadie le pone atención a la parte más antigua del entorno, que es el entorno mismo, pues allí está, allí ha estado y allí seguirá estando. Salamanca, como todas las poblaciones del Bajío, se asienta en una zona que no estuvo poblada permanentemente en la antigüedad. El pueblo Chichimeca era nómada, se dividía en una buena docena de tribus de los más variados nombres: Jonaces, Huachachiles, Pames, Guamares, en fin, eran muchos pero todos nómadas. Por lo tanto no es de extrañarnos que los nombres más antiguos sean en otras lenguas: Otomí o Tarasco. En el caso de Salamanca su más antigua referencia es en otomí: Xidoó, que quiere decir "tierra sobre tepetate".

La fotografía anterior la tomé desde el cerro que muchos conocen como "de las antenas" por estar allí estos artificios que facilitan la comunicación, pero el nombre verdadero es el de Cerro de la Cal debido a que allí, en algún momento había, obviamente cal; en una de las fotografías que más adelante hay, verás como una parte del cerro está cubierta por una capa blanca de piedra, presumo que sea cal que al paso del tiempo se ha solidificado. Pues bien, esa toma que hice es en dirección norte, eso que vemos en el horizonte es la llamada Lomapelada, que es la continuación de la Sierra de Guanajuato cuando se desvanece en el Bajío, pero si ves bien esa primera fotografía notarás que esa parte de Salamanca está asentada sobre Tezontle y Tepetate.

En Salamanca estamos apenas a 7 kilómetros del volcán más próximo, de los denominados Las Siete Luminarias, Rincón de Parangueo y todos los demás, que no son 7 ni 8 sino muchos más, tan solo recordemos que en Yuriria también hay un volcán extinto que es una hoya. Evidentemente que cuando hubo las erupciones de esos volcanes, éstos formaron cerros, montes, lomas, oteros, mogotes y, especialmente, collados.

En donde andamos ahora es algo que don Pedro González, historiador salmantino que está casi en el olvido del que el próximo año estaremos recordando el Centenario de su fallecimiento; denominó así como los collados de La Cal y La Cruz. Si hubo alguien que conoció perfectamente la geografía, por lo tanto, la orografía del estado de Guanajuato fue él. Don Pedro González fue Jefe Político, a finales del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, de por lo menos la mitad de los municipios del estado. Un Jefe Político era, lo que ahora conocemos como Presidente Municipal.

Don Pedro sobre la orografía de Salamanca escribió lo siguiente: "El N del municipio es muy montañoso, por tener parte de la sierra de Codornices en los límites con Guanajuato, San Miguel Allende y Santa Cruz; entre esos tres puntos y Jaripitío están la Joya de Cortés, Potrerillos y Villafaña; los cerros de Dos Ríos -que colindan con la presa del Mesteño-, San José de los Allendes y Mesas de Acosta; los de Cañada de Ortega, Mesa de Villafaña y San Juan Temascatío; los de Mendoza, Zapote, Don Lucas, Cruces, Zapotillo, Marigómez, Ordeña; los de Cueva de Torres, Ancón, Puerto del Novillero, Xoconoxtle y Cerrogordo; los de Sotelo, Comaleros, Paloblanco, Lobos, La Cruz, La Cal, Tinaja, parte del cerro de Labor, San Joaquín, Cerroblanco, L Palma, Aguililla, Santo Domingo, Puertos, Paloalto, Jaulillas y San Juan, que se extiende hasta Santiaguillo, y los de Mancera, Lomapelada, Loma de Flores y Temascatío. Hay bosques de mezquitales en Cerrogordo y Uruétaro". (1)

Como muchos de los que leen este blog no son de Salamanca o de la región, o, en todo caso, no conocen estos rumbos, les estaré creando una confusión con lo que ahora aparece aquí. ¿Por fin, es el Bajío plano o no? Pues sí y no. El Bajío es tan plano como lo puedes ver tanto en la autopista como en la carretera libre cuando vas de Celaya a Cortazar, Salamanca y llegas a Irapuato, allí si que es llano totalmente. Pero, si ves con atención, notarás que al norte y al sur hay colinas, cerros, lomas y... volcanes.

Otra de las tantas cosas que siempre me han gustado son las piedras, recordarás que en Baja Califiornia Sur me di gusto retratándolas y encontrando sus colores y formas. Pues por acá en el Bajío las piedras adquieren, además de otras formas, otros coloridos. Son excepcionales y lo que en ocasiones ves es espuma. Sí, espuma que se solidificó y nos dejó estas rocas magníficas que son usadas, en el mejor de los casos, en jardinería. La mayoría acaba siendo pulverizada pues se usa para el trazo de los caminos.


Siendo espuma son ligeras...

Y dependiendo del grado de cocción será la solidez de la roca y la coloración que encontraremos en ellas.

Esta es la parte oriente del collado de La Cal, notarás entre la maleza las rocas que, en algún momento fueron eructadas por los volcanes.

Estos son los llamados "bancos" que se han ido creando en las laderas de los cerros, lomas, collados, oteros o como los gustes llamar y que son excelentes materiales para la construcción.

En primer plano vemos este Cerro de La Cal que en su base está siendo "comido", hacia la izquierda se ve como ha ido desapareciendo el cerro. Sigue hacia arriba el libramiento que te conduce a la derecha a Celaya, a la izquierda a Irapuato. En el horizonte vemos la Sierra de las Codornices y a la derecha Cerrogordo. La región volcánica del Bajío fue un auténtico PARAISO para el Dr. Atl, el vino a Salamanca para dos cosas, una ver los volcanes, la otra, los ex votos en el santuario del Señor del Hospital.




A esto me refería con lo de la cal.

Y algo que es excepcionalmente bello es el cerro del Culiacán. Dicen que también es volcán y por su pico notamos que aun no hace erupción. Dato no confirmado, por cierto.



La Loma Pelada y Sierra de las Codornices... del otro lado de la sierra, hacia la derecha está Guanajuato, hacia la izquierda San Miguel de Allende.

Este es el Bajío en Salamanca.

El magnífico Culiacán en la parte sur del Bajío de Salamanca, donde comienza el valle de Santiago.

Ese cerro que está también desapareciendo es el de La Cruz, notarás su tono rojizo, es puro tezontle.

El hermoso valle de Santiago.

Un garambullo viendo al Bajío en Salamanca.

Seré reiterativo: No hay otro valle, como el valle de Santiago!

Fuente:

1.- González, Pedro. Geografía Local del Estado de Guanajuato. 1904. Reedición de Ediciones La Rana. Guanajuato, 2004.

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