lunes, 16 de abril de 2012

La visita de Maximiliano a Guanajuato en 1864.

Este es un busto que se exhibe en el Museo Regional de Guanajuato ubicado en la Alhóndiga de Granaditas, allí vemos a Maximiliano, el que fuera segundo y efímero Emperador de México. La escultura fue ejecutada por Felipe Sojo, de los distinguidos escultores de la Academia de San Carlos y lo hizo justo el año en que Maximiliano visitó, entre otras, la ciudad de Guanajuato. Y fue en Guanajuato, lugar tan habituado a realizar solemnes procesiones, misas, bailes, iluminaciones y corridas de toros cada que se daba un aviso relacionado con el asunto monárquico durante los largos tres siglos de domino de la Corona Española, aunados a las solemnidades que luego se hicieron por la Consumación de la Independencia y la subida al trono de Agustín de Iturbide, ahora se les presentaba otra oportunidad de engalanar la ciudad, pero esta vez tendrían al propio Emperador en su real persona, al lado, claro está de la señora Emperatriz.

El padre Lucio Marmolejo tuvo a bien recopilar buena cantidad de información de los hechos más importantes ocurridos en Guanajuato y publicarlos en su libro Efemérides Guanajuatenses, es de allí que obtuve los datos que ahora, en forma breve te comento. Me sorprende leer cuatro hojas en donde se da santo y seña de como fue la recepción de Emperador y de lo que se dijo, el padre Marmolejo dice que "resumiré el relato", cosa que, si no lo hubiera hecho tendríamos todo un tomo en el cual nos detallarían qué, cómo, cuándo y dónde ocurrió cada cosa entre el 17 y 26 de septiembre de 1864.

Este episodio comienza en Guanajuato desde el 27 de mayo, cuando se solemnizó el desembarco de Maximiliano en Veracruz, luego se notificó que había hecho su arribo a la ciudad de México el 17 de junio y Guanajuato no se podía quedar atrás en el regocijo que esto causaba; habrá que anotar que las tropas francesas estaban ya asentadas en esa ciudad. Es así como, al modo de la época, se celebra un magno y solemne Te Deum, a donde se congrega lo más granado de la sociedad guanajuatenese, sus autoridades y los franceses, ese día, 19 de junio el evento comienza al alba con la salva de 101 cañonazos, repique general de campanas y cohetes a lo largo de la mañana. Estábamos en pleno romanticismo, y las loas a los Emperadores estaban llenas de amieladas frases que se cantaron y recitaron ese día, cosas que son de una sorprendente y rebuscada idea que mezcla en buena medida lo mundano con lo sublime, como esto: "A la ternura propia de su sexo, el corazón de reina trae anexo", o esta: "Es del piadoso sexo rica joya, la religión con su poder apoya". Cuando se supo que el Emperador estaría personalmente en Guanajuato, se mandó limpiar, pulir y hermosear la Parroquia de Nuestra Señora de Guanajuato.

El 10 de agosto sale el Emperador de la ciudad de México para conocer sus dominios, claro es que va pasando por los sitios en donde los franceses estaban acantonados: Querétaro y Guanajuato. En cada pueblo y ciudad la gente sale en tropel para verlo pues era la primera vez que aparecía en estas latitudes un enviado de las Casas Reales europeas, en carne y hueso. Todo iba según lo planeado, luego de la visita a Querétaro y Celaya, llega a Salamanca en donde es agasajado, seguramente el Emperador ya había leído el Ensayo Político de la Nueva España del Barón de Humboldt y reconocía los puntos que el alemán describía. Luego del agasajo que recibió en Salamanca, continúa a Irapuato y es allí en donde Maximiliano enferma de tal modo que tiene que pasar más días de los programados en esa población. Mientras tanto en Guanajuato se concluía con la profunda limpieza realizada a la Parroquia en donde sería el descomunal Te Deum de bienvenida y se aprovecharía para que él reinaugrara el recinto dado que, había sido cerrado durante un mes para trabajar en su interior, solo que, sin considerar los contratiempos, el Santísimo es llevado un día antes de la llegada programada a Guanajuato a su sede en la Parroquia, la ciudad estaba preparada, pero Maximiliano no llegó pues seguía en cama con fiebre en Irapuato.

Uno de los objetivos de Maximiliano era rendir justo reconocimiento a los héroes nacionales, rescatarlos del olvido, y su viaje había sido planeado para que, luego de la visita a Guanajuato, continuara a Dolores y estar presente justo el 16 de septiembre, en el mismo lugar que Hidalgo había iniciado el movimiento de Independencia, solo que, debido a la enfermedad, se aplicó un plan de emergencia. El Emperador, ya recuperado, sale de Iraputato rumbo a Dolores, atravesando la Sierra de Guanajuato para llegar en la fecha acordada, es así como, regresa a Salamanca pero se sigue de largo, para llegar a pasar la noche en la hacienda de San Rafael de Cerrogordo, continuaría luego la jornada por los rumbos de Santa Cruz de Comontuoso, para llegar a Dolores y cumplir su objetivo, convirtiéndose en el primer mandatario mexicano que hace honor a Hidalgo y su movimiento de insurrección en la ciudad en donde todo comenzó. Al día siguiente sale, finalmente, rumbo a Guanajuato, era el 17 de septiembre cuando hace su arribo al mineral de Mellado y se hospeda en el convento de la Merced.

Al día siguiente, 18 de septiembre, Maximiliano hace su entrada triunfal a Guanajuato: "Era un espectáculo verdaderamente grande, animado y sorprendente el que ofrecía esta concurrencia extraordinaria, que sin tomar en cuenta lo escabrosos cerros descendían por todos ellos para salir al encuentro del Emperador y seguirlo en su camino; viva el Emperador, viva la Emperatriz, viva México, era la aclamación no interrumpida del pueblo, y que repetía el eco de las montañas". En Guanajuato había consulados de Inglaterra, España, Prusia y Portugal, todos ellos engalanados daban la bienvenida. Banderas francesas y mexicanas decoraban postes y balcones de todo el recorrido, para la ocasión se construyeron dos arcos triunfales, en uno de ellos se leía: "Al Magnánimo Emperador Maximiliano que deja un Gloriosa huella de beneficios por donde quiera que pisan sus plantas bendición y gratitud eterna". El otro arco rezaba: "La Ciudad de Guanajuato presiente en la visita de su Augusto Emperador el renacimiento de su augusta opulencia que añadirá a tan digno Soberano el nuevo timbre protector de la minería".

Maximiliano visitaría la cárcel, quedaría sorprendido de las condiciones y de misma y ordena que sea habilitada la Alhóndiga de Granaditas como tal, el traslado de los presos se hace durante su visita. Al otro día recorre la ciudad, visita escuelas, el Colegio de la Concepción, (actual Universidad de Guanajuato) y es obsequiado de esta forma: "Los mineros y beneficiadores de metales ofrecen al Emperador como precioso regalo un hermosísimo rosicler que se conserva en grande estimación, no solo por su valor, sino por ser un cristal de sulfato de antimonio y de plata, el más raro y curioso que produjo la mina de San José de los Muchachos, del Mineral de la Luz, en los días de su asombrosa bonanza".
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Se siguen las visitas, el día 22 no sale, solo da audiencias, el 23 visita la mina de Rayas, el 24 reposa y para el día 25 es obsequiado con un espléndido almuerzo a las diez y media de la mañana en la casa de don Marcelino Rocha por el rumbo de la Presa de la Olla, al día siguiente, 26 de septiembre, el Emperador regresa a la ciudad de México luego de que, durante casi dos meses, fue objeto de recibimientos y solemnidades por el magnífico Bajío mexicano.
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Para leer sobre la visita de Maximiliano a Salamanca, entra aquí:

1 comentario:

  1. HOLA BENJAMIN MI NOMBRE ES EUGENIO
    TIENES ALGUN DATO SOBRE ALGUN BUSTO DE MAXIMILIANO QUE SE ENCOTRO EN ESPAÑA EN CADIZ EN EL AÑO 1915 ?

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