domingo, 24 de febrero de 2013

Los sorprendentes pueblos del estado de Hidalgo en el Valle del Mezquital.


   En este quinceavo día del viaje que aun no sé cuándo y dónde terminará, me encuentro en el estado de Hidalgo, hace rato llegué a Alfajayuca, el día ha sido intenso, he ido conociendo verdaderas maravillas, la primera fue anoche. Recordarás te comenté que luego de publicar mi breve entrada de ayer sábado, seguiría para el templo del Carmen en Ixmiquilpan. Cunado salí del Internet el clima había cambiado, luego de un día caluroso, la noche comenzaba con una fuerte ventisca y la temperatura bajaba, caminé unas seis cuadras y llegué al templo, estaban llamando a misa, era la segunda, así que dispondría de unos diez o doce minutos para hacer varias tomas. Desde que llegué al templo noté que serían buenos ángulos los que podría lograr. El templo, o capilla, como muchos la clasifican, a pesar de ser chico tiene tres retablos excepcionales, quizá sean cinco pero los dos laterales no los alcancé a ver pues estaba repleto de fieles y, la verdad, no quise distraerlos, como quiera lo que vi fue algo excepcional, comenzando con la pintura de ánimas que está a la entrada, es de gran tamaño y fue restaurada, por lo tanto se puede apreciar cabalmente, este templo bien amerita una visita con calma, si vas a Ixmiquilpan es algo que debes incluir en tu itinerario. Saliendo del templo me fui a los portales, allí venden unos pastes exquisitos. Son unas especies de empanadas hechas en hojaldre, los rellenos son variados, esta es una influencia en la culinaria mexicana dejada por los ingleses que estuvieron en las minas hidalguenses.


   Esta mañana preguntando por aquí y por allá, di con la terminal de los micros que van para un pueblo llamado Cardonal. El viaje es en verdad excepcional. Durante media hora se atraviesa la parte (supongo) norte del valle del Mezquital, en los límites se comienza a ascender a la sierra, me daba la impresión de un paisaje muy parecido a la Sierra Gorda de Querétaro, la vegetación propia del semidesierto, siempre en ascenso. Cardonal es la cabecera del municipio del mismo nombre, es altamente recomendable para quienes gustan pueblear pero a los que son puebleros a profundidad. El templo franciscano tiene algo, es sencillo, pero una atmósfera positiva, eso se puede respirar. Me llamó la atención que a su cruz atrial le colocaron una especie de capilla encima, al parecer para proteger la cruz. Me da la impresión de que hubo allí una hacienda y es la que se convirtió en los edificios ejidales. De allí continué a un sitio llamado el Santuario, algo que en verdad es sorprendente.


   El pueblo está un poco más metido en la sierra, hay transporte público hasta allá. Es conocido como el Santuario pero en realidad se llama Mapethé, es uno de esos templos que hay que ver para entender cuales son los alcances de la fe y cómo es que se manifiesta en iglesias del calibre de esta que allí se encuentra pues es excepcionalmente hermosa, un barroco intenso en donde se conjuga la conservación con el saqueo, conservación porque, por ejemplo, el piso original, de mezquite sigue firme; de saqueo porque al ver los hermoso retablos notamos que faltan varias pinturas y que se han perdido algunas esculturas u ornamentos, como quiera, el templo, enclavado entre cerros, destaca de una forma, digamos que idílica. Por si esto no fuera suficiente, hay a un lado los vestigios de lo que sería un convento, mismo que se comenzó a construir pero luego se abandonó. De fechas aun no tengo datos, lo que sí te puedo decir es que este Señor de Mapethé, es el mismo que se conoce como Señor de Santa Tersa en la ciudad de México.


   Luego de tan interesante recorrido, esperé un poco para que llegara el transporte de regreso a Ixmiquilapan, fue solo cruzar de un lado al otro la población para tomar otro autobús que me llevara a Alfajayucan, a este punto tenía pendiente llegar desde hace ya tres años pues es aquí en donde la leyenda (algunos dicen que es historia) del Señor del Hospital de Salamanca comienza. Cuando caminaba por el centro de este poblado, de pronto escuché música, de la de viento, símbolo inequívoco de que había fiesta y así fue, era un desfile para promocionar el carnaval que en una de las comunidades próximas a Alfajayucan tendrán la próxima semana, el Carnaval es como lo llaman aquí. Luego de ello fui a recorrer el templo franciscano y convento de San Martín Obispo y comprobar así que en Hidalgo hay muchas, muchas cosas para ver y admirar. Y, definitivamente, para seguirnos sorprendiendo con cada una de ellas.


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