miércoles, 8 de mayo de 2013

El recuento de la tirada a perder 2013.

    Con esta fotografía que abro hoy mi artículo, mi recuento de los hechos, que tomé esta mañana en la Plazoleta Hidalgo, sitio al que vine para varias cosas, una comprobar que tanto cambió el centro de Salamanca, la otra para saludar a don Miguel Hidalgo pues aquí está su busto y hoy es su cumpleaños y la tercera, porque enfrente está la biblioteca municipal y es el sitio en donde puedo tener línea de Internet sin cargo todo el tiempo que quiera, resulta que el lunes que regresé a Salamanca me fue imposible conectar a la línea que uso pues me dice que me falta un archivo (netcfh.hlp) el cual no tengo la menor idea qué es, para qué sirve y cómo se instala. Efectivamente, estoy de regreso en Salamanca y este arroz ya se coció. Dicho en otra forma. La multicitada "tirada a perder" concluyo justo en el sitio donde comenzó, en la nada bella Salamanca.

    Por suerte tengo ya de aquí al domingo mi agenda llena, me han invitado a comer varios amigos así que estoy preparando mis relatos, son demasiadas cosas las que vi, las que experimenté, fueron muchas emociones las vividas y, debo organizar mis archivos mentales para hurgar en ellos los pasajes más interesantes de esos 93 días.... me faltó una semana (y el dinero correspondiente) para acabalar los emblemáticos 100 días. Lo que vemos es la bandera de huelga en la Universidad de San Nicolás en Morelia, misma que luego de 100 días sigue allí y seguirá, según lo leo en la prensa nacional.

    90 días de cargar maleta son muchos días, 90 días de sacar y meter cosas a esa maleta más que agobiante es tedioso. 90 días de usar siempre las mismas camisetas y el mismo short no es ni tedioso ni aburrido, es sucio en ocasiones, pues algo que no me agrada en esta vida es lavar ropa ni cocinar, en cambio si lavo trastes. Y conste que no te cuento de los calcetines (ropa interior no uso desde hace varias décadas).

    Pero 90 días de andar sin preocupaciones por México es maravilloso. La televisión -sus noticieros- seguirán engalanándose con la nota roja, diciéndote de tragedias, de descabezados, de accidentes y de explosiones, te sembrarán, en buena medida, un temor por salir a vacacionar en México, eso lo sé pues es la pregunta que vengo oyendo desde hace 90 días: ¿y que tan seguro es por allá? La respuesta la tengo a flor de lengua, es tan seguro que a lo largo de 90 días no me pasó nada malo. Ni me asaltaron, ni me secuestraron, ni me mataron a nadie de mi familia, ni me descabezaron ni nada. Podemos andar con tranquilidad por todos lados. Doy constancia que en 90 días no me paré en ningún antro ni fui a lugares que sabemos son peligrosos.

    Me fui con un libro para leer en el camino y regresé con 14 para leerlos con calma cuando tenga la oportunidad de hacerlo. Me fui con algunas ideas en la cabeza, 90% buenas, 10% malas, y regreso con la misma cabeza pero atiborrada de puras ideas buenas, ahora necesito tiempo para irlas asimilando, depurando y transmitiendo (claro es) a través de El Bable.

    Me fui con el Calendario de Galván consultándolo cada día, pero resultó que hay más fiestas que santos tiene el calendario, así que, aun sin consultarlo me tocó ver alguna procesión un carnaval, un fiesta de pueblo, de vez en cuando.

   Me fui con el sobrepeso que cargo desde que mi metabolismo cambió desde hace 5 años que, luego de cambiar mi rutina de vida (entiéndase que dejé el estrés del trabajo, ahora como a mis horas y al menos dos veces al día, antes o no comía o lo hacía una sola vez y vivía de enojo en enojo), así que, lamentablemente regresé cargando uno o dos kilos de más a los de más que ya cargaba... pero la comida yucateca es deliciosa.

    Vi tantos templos y conventos que me faltará tiempo para consultar todos los detalles de su fundación, su arquitectura y sus devociones, pero en todos la historia es la misma: un Cristo que era blanco y que por cosa milagrosa se volvió negro en una tormenta. Una imagen religiosa que los del otro pueblo se la querían llevar y que por milagro se volvió pesada y nadie pudo moverla. Creo -y sugiero- que se reinventen las leyendas para que se hagan creíbles en este siglo XXI; ya estamos en la segunda década del mismo. No se atrevan a comentarme de las imágenes que llorar, ¡por favor!

     Vi todo tipo de contrastes, más de los imaginables, vi los inimaginables que son los que te enriquecen estos viajes que, cuando se vuelven "tiradas a perder" son magníficos catalizadores para seguir conviviendo con el entorno que cada vez está más lacerado en nuestras zonas urbanas.

    Fui reencontrando a varios amigos por el camino, todos me ofrecieron lo mejor que pudieron, incluso se fueron un poco más allá de las atenciones, a todos ellos mil gracias, el tener casa, comida, transporte y plática es invaluable cuando uno anda del tingo al tango.

    Veo que hay varias constantes en todo México, que somos desperdiciados, que en la gran mayoría de las poblaciones, desafortunadamente, no se ha podio hacer aun conciencia del problema tan grande de la basura. Ese tiene solución, la carencia de agua es cosa que debemos sentarnos a pensar con calma y tacto qué es lo que vamos a hacer (por ejemplo qué harán tus hijos) con el desabasto de agua que lo tenemos ya encima. Fuera de los ríos de Tabasco y Chiapas, todos los demás están prácticamente secos.

   Pude cerciorarme de una cosa. Que en las poblaciones grandes la gente es indiferente; en cambio en las pequeñas te vuelves relevante y tema de conversación. En más de una docena de lugares me preguntaron que de dónde venía y para que tomaba tantas fotos...

    Me dí cuenta de que estamos impresionantemente mal educados en torno al comportamiento y atención que debemos tener en un Museo (el 18 de mayo será el día de los museos), que pensamos que una zona arqueológica es el punto ideal para posar en las poses más atrevidas y... "trendy" para subirlas al "Face", pero las zonas arqueológicas más bien sirven para otras cosas.

    Lo mejor que vi es que estamos en un país en donde hay la libertad de pasar, de transitar, de ir, de venir, la cosa es saber comportarse adecuadamente en el lugar en el que nos encontremos en el momento. Vi y comprobé que se puede viajar con presupuesto limitado, solo que, cada rincón de México ofrece tanto, que, de pronto, las limitaciones duelen...

    Veo que ya le estoy tocando la puerta a la tercera edad, ya no cargué mochila, sino malta de ruedas y aun así en más de dos ocasiones tiré la toalla por el cansancio de arrastrar maleta. No acabo de entender como antes hacía las cosas que hacía.... eso indudablemente es el paso del tiempo. Lo bueno es que he ido gozando y gustando a medida de que las posibilidades físicas me lo permitan.

    Me hospedé en el hotel más espantosamente sucio en el que he estado en toda mi vida, claro es que el precio era de 150 pesos la noche... como quiera, pude dormir. Y en los sitios del calor más agobiante... pero luego de vivir 30 años en ciudades costeras, el calor es lo de menos, al final te da sueño y te duermes.

    Sigo pensando que el mejor platillo que toda la culinaria mexicana tiene son los Chilaquiles con huevo y que en cada parte de México se cocinan diferente con los mismos ingredientes. Y con los agregados que cada región tiene para ello.

    Vi nueve zonas arqueológicas: Tula, Comalcalco, Ek Balám, Acanceh, Mayapán, Dzibilchaltún, Palenque, Bonampak y Templo Mayor. Los conventos y templos no te los enlisto porque se volvería una cosa larga y tediosa, además que ni me acuerdo, me tengo que ir a mi cuaderno de apuntes y al montón de mapas y folletos que vengo cargando desde allá.

    Y ya, para concluir, confirmé una vez más que somos un pueblo afortunado al tener la riqueza cultural que tenemos, solo que nos falta mucho, mucha educación para poder asimilar cabalmente todo eso que cada uno de los estados de la República Mexicana nos ofrece, no puedo decir cuál es mejor que el otro, todos tienen algo que lo vuelven único, creo (estoy seguro) que te lo he demostrado en los últimos 93 artículos de El Bable.














   Y mira la sorpresa que el destino me tiene preparado. Justo cuando llego de regreso a Salamanca me aparece, una vez más, otra carta de la baraja en el camino.... y me confirma que voy por buen camino. ¡Que sea!

6 comentarios:

  1. Muy bueno el resumen de la "tirada a perder" saludos desde Aguascalientes, recuerda que esta en pie la invitación para ir a La hacienda de Ciénega de Mata Jalisco. felicidades por la odisea. atte: Luis Jesús González Toledo

    ResponderEliminar
  2. Ha sido muy grato seguirte durante tu "tirada a perder". Aprendí con cada tema, muchísimas cosas. Disfruté con las fotografías, los detalles, explicaciones y tu interesante manera de ver y compartir sobre cada día de tu viaje. Tienes un blog tan interesante, que deja tras cada lectura, curiosidad sobre los nuevos temas.

    ResponderEliminar
  3. Lo de las cartas de la baraja que salen a tu encuentro es muy especial. ¿Tendrás completada alguna ya tras estas sorpresas? ¿Se repiten más algunas que otras?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Debo tener al menos una media docena de barajas completadas, muchas cartas están repetidas, nunca me he dado a la tarea de reunirlas, quizá lo haga algún día, pero tengo, sin exagerar, varios cientos de ellas que desde 1987 comencé a encontrar por mi camino. Cada vez pasa más tiempo en que aparece una y la siguiente. El tema lo abandoné una vez que estuve en Costa Rica y conocí por casualidad a una "hechicera" que me sembró la duda: ¿Y qué harás cuando completes la baraja? Desde ese momento le dejé de poner atención a este tema pero las sigo recogiendo.

      Eliminar
  4. Qué interesante situación y lo que puede significar. Me parece a mí que son certezas sobre tus pasos en el camino. Esperaremos a la próxima, porque seguro nos la mostrarás. Saludos!!

    ResponderEliminar