jueves, 19 de septiembre de 2013

El desarrollo de las Haciendas en México: cuando se creó la "Nobleza Mexicana".

   Seguimos adentrándonos más y más en el tema de las haciendas. Es bueno recordar que México, desde que se llamaba Nueva España era una organización rural. Me explico. Los centros urbanos eran pocos, las villas o pueblos no llegaban a más de 200 habitantes, las ciudades más grandes del reino eran la de México y Guanajuato. Guadalajara comenzaba a crecer, así como Zacatecas, Valladolid y Querétaro, pero esas eran solamente las que podríamos considerar como ciudades, el resto eran ranchos y haciendas. Todo esto se vuelve más notorio aun, la paso de los años cuando, en pleno porfiriato, la población urbana tan solo representaba un 20%, mientras que la rural (en pueblos, ranchos y haciendas) ascendía a un 80%. Había haciendas que tenían la misma organización que en la actualidad puede tener cualquier ciudad media de nuestro país, eran, prácticamente, autosuficientes.

   "La dispersión de las haciendas, su frecuente lejanía de los pocos centros poblados, la dificultad de las comunicaciones y la naturaleza de sus propias actividades, las convirtieron en unidades autosuficientes, generadoras de nuevas poblaciones, sujetas a la autoridad del amo. Las haciendas mineras, muy a menudo aisladas en inmensos territorios, disponían de instalaciones para el beneficio y de hornos, presas, campos regados, carboneras, talleres, molinos de harina, animales de tiro y grandes hatos: las azucareras, aparte los cañaverales y el ingenio, contaban con campos de maíz y trigo, montes, pastizales y vacas y ovejas; y las productoras de lana -hubo quien tuviera 100 mil borregos- tenían por lo común obrajes de paños, talleres de hilados y tejidos. Los gañanes o peones indígenas se agrupaban en jacales alrededor de la iglesia o de la casa del amo, y los esclavos en un espacio cerrado con una sola puerta. A mañana y tarde unos y otros se reunían con el dueño o con el mayordomo en el templo, para la oración y para el rosario.

   "A la consagración de los derechos irrestrictos sobre la tierra siguió en el siglo XVII -aunque hubo casos excepcionales en el XVI- la constitución de mayorazgos, o sea la separación de ciertos bienes respecto del patrimonio familiar para formar con ellos una unidad a la que se señalaba un orden sucesivo especial, basado normalmente en la primogenitura, y tendiente a que tales bienes se perpetuaran en la misma familia. Estas vinculaciones, que inmobilizaban la propiedad de los bienes fideicomitidos en manos de una descendencia predeterminada, fueron el origen de la aristocracia territorial y de la nobleza novohispana. Los grandes hacendados, y también, aunque en menor escala, los comerciantes y los mineros, quisieron asociar a perpetuidad su nombre con su fortuna, garantizando de ese modo, para el buen orden  y defensa del país, la preminencia de la clase económicamene dominante. A menudo los señores de tierras y ganados mantenían a su costa fuerzas armadas y concurrían en auxilio de la Corona, en ocasión de motines o ataques de corsarios y piratas, y eran recompensados por el rey con el otorgamiento de títulos, sobre todo de conde o marqués. Y cuando las arcas reales andaban menguadas de fondos, el monarca no vaciló en conceder esas distinciones a los más ricos, dispensándoles de comprobar, como en el caso de Pedro Romero de Terreros, las cinco cualidades o requisitos de la nobleza. De ese modo los hacendados llegaron a tener sus armas, sus blasones y sus títulos".

   "Algunos casos de latifundistas elevados a la nobleza fueron los de Carlos Colón de Córdoba Bocanegra y Pacheco, "marqués de Villamayor y adelantado mayor del reino de Nueva Galicia, señor de Los Apaseos y del mayorazgo, encomendero de Acámbaro (1625)"; Rodrigo de Vivero, conde del Valle de Orizaba (principios del siglo XVII), encomendero de Tecamachalco y dueño del ingenio azucarero de Orizaba; y Gabriel López de Peralta, marqués de Salvatierra (1708), donador de las tierras en que se fundó, en 1644, esa ciudad guanajuatense". (1)

  Las fotografías que vemos corresponden a la que fuera la casa grande de la Hacienda de Silva en Romita, Guanajuato; la cual, por cierto, está siendo vendida en fracciones de terrenos de interés medio. Las que vemos a continuación son unas imponentes trojes, en ruinas, pero que medianamente sobreviven por el rumbo nor este del estado de Aguascalientes, que fueron parte del gigantesco mayorazgo de Rincón Gallardo. Luego siguen las imágenes de la troje de piedra de la Hacienda de La Gavia también en Romita, Guanajuato. Será bueno detenernos en el tema de la nobleza mexicana para entender mejor la conformación de Mayorazgos y Latifundios y cómo fue que nacieron estos pretendidos Nobles Mexicanos.

   "A medida que se consolidaba la Colonia, los conquistadores se convirtieron en colonizadores, y éstos en señores de pastos y ganados que compusieron con el Rey, a cambio de dinero, las superficies que dominaban; los latifundistas formaron mayorazgos, pidieron la confirmación de su nobleza, hicieron nuevos servicios pecunarios a la Corona  y recibieron títulos, creando una aristocracia territorial, cuyos símbolos fueron los escudos, que finalmente mandó borrar de todas las fachadas el gobierno republicano.

   "En el curso de este proceso a menudo se reunieron varios cuarteles en un mismo escudo, en virtud de que las casas habían tenido diferentes títulos o mayorazgos y estaban obligadas a usar el apellido y los blasones de los fundadores. Así estas representaciones heráldicas fueron complicándose, hasta llegar, en casos extremos, a tener dieciséis cuarteles, como en el caso de los Sánchez de Tagle. Algunas otras particularidades mexicanas consistieron en usar con frecuencia el escudo materno, o el del padre, sin modificaciones; los generales timbraban sus escudos con la corona de duque; los oidores y mariscales de campo, con el de marqués; y los tenientes coroneles, con el de conde. A diferencia de las tablas o árboles genealógicos, en que las fes de bautismo y las actas matrimoniales permitían reconstruir con fidelidad el linaje, en la composición de los escudos privó el capricho y sólo en los grandes títulos es posible determinar su origen". (2)

 Termianda la Colonia, es decir, luego de la consumación de la Independencia de México, los títulos de nobleza fueron suprimidos, por ley del 2 de mayo de 1826, incluso se mandó borrar todo escudo que hubiera en edificios públicos, esto comenzó con el retiro de todos los escudos de la Corona española. En las haciendas que actualmente podemos visitar, ocasionalmente logramos ver algún escudo de la "noble" familia, tal es el caso de los Marqueses de Guadalupe Gallardo, en sus, creo 15, haciendas que formaban parte del Mayorazgo de Ciénega de Mata. Como te darás cuenta, el tema de haciendas tiene una abundancia enorme...








  Los de mi generación recordarán aquellos años, los sesenta, cuando se comenzó a poblar todo el campo de México con estas eses, que eran las tomas de agua públicas cuando se implementó el programa de potabilización del agua...







Fuentes:

1.- Enciclopedia de México. Tomo VI. México, 1977. pp. 351-352

2.- Ibid. pp. 392-393

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