martes, 19 de noviembre de 2013

El templo de San Miguel y sus pinturas. Ixmilquilpan, Hidalgo.

 Franciscanos y Agustinos fueron quienes evangelizaron lo que hoy conocemos como Estado de Hidalgo; los primeros basados en la humildad cosa que se mostraba en sus construcciones, los segundo, basados en su regla, pero mostrando siempre una soberbia en cuanto al decorado de sus recintos. En éste que vemos ahora, que fue el segundo que la orden estableció en el rumbo, lo vemos en la amplitud y en la solidez de su templo pero hay algo más, algo singular en extremo, que este recinto alberga.

   "Los primeros frailes llegaron en 1548, aunque el área había sido colonizada desde 1530. El establecimiento fue fundado en 1550 y la iglesia y el convento fueron edificados por fray Andrés de Mata el constructor de Actopan. En 1570, Mata todavía ejercía como prior en Ixmiquilpan". Esto lo escribe George Kubbler, y, además,  anota: "En Ixmiquilpan se descubren rasgos de fantasía plateresca en los pináculos, ménsulas, nichos, frisos..."

   Una larga bóveda de medio cañón, pintada simulando el trabajo de artesonado nos deja ver ese estilo gótico, un poco mudéjar, que caracteriza a todas las obras monumentales que se levantaron en el segundo y tercer cuarto del siglo XVI en México, muchos dicen que son los vestigios del arte y las técnicas de construcción medievales, yo estoy de acuerdo con esa idea.

   El templo se ilumina con la luz que entra por las ventanas colocadas muy arriba del conjunto, ese juego de luz y sombra nos comienza a transportar en el tiempo...

   Los muros, muy altos, fueron lisos en un principio, luego, con la moda del XVIII se les incluyeron altares laterales de estilo Neoclásico y esas enormes paredes, ante la carencia de retablos, fueron decorados con pinturas, no las que regularmente encontramos con grandes cenefas que nos van relatando el discurso pasionario. Por el contrario, nos relatan algo muy distinto.

 Vemos en el sotocoro estas nervaduras...





  Llegamos al altar mayor en donde vemos esa cosa ecléctica, esa fusión de fusiones que se hizo en México, en donde, los magníficos templos del XVI y XVII y sus altares, acordes al estilo en que se construyó el templo, fueron demolidos, en la mayoría de los casos, para colocar los nuevos en el estilo de moda: el Neoclásico. Este templo no fue la excepción y vemos el intenso contraste entre ellos y las esculturas "de bulto".





   No podía faltar, un altar dedicado a la imagen más venerada en todo México: la Virgen de Guadalupe.

 Seguramente se trata de un santo agustino ¿cuál de ellos será?



  Y llegamos al punto medular de nuestra visita al templo del Ex convento de San Miguel Arcángel en Ixmiquilpan, Hidalgo. Te comentaba que aquí no existe, dentro del templo, porque lo hay en la Sacristía y en Convento, los tradicionales decorados hechos en tinturas blancas, negras y ocre. Tampoco están las cenefas y sus grutescos. Lo que existe allí es una serie de murales, pintados con la milenaria técnica indígena y representando, quizá, una escena de la guerra florida, quizá sea este un discurso del triunfo del bien sobre el mal, razón por la cual los agustinos permitieron que se elaborara tal pintura. Se sorprendente saber que apenas se descubrió en la década de los cincuenta, cuando fueron retiradas las capas de pintura, de cal, que se habían superpuesto durante años, durante más de cuatro siglos... sorpréndete:
















 
  Hay un libro, en edición electrónica, que publica la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, se llama Las pinturas del templo de Ixmiquilpan, el autor: Arturo Vergara Hernández. Al leerlo sabrás más de lo que se desarrolló y su por qué en tan hermosa obra dentro de un templo católico. 

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