miércoles, 21 de mayo de 2014

Conociendo Cuncunul y Tekom, en el Estado de Yucatán.

   Seguimos en el recorrido de los pueblos del Oriente de Yucatán, usamos como base la ciudad de Valladolid, nuevamente en taxi colectivo enfilamos hacia el oeste, al pueblo de Cuncunul, el cual es cabecera municipal, el municipio lleva el mismo nombre y, dato sorprendente, su población total es de 1 595 habitantes según el Censo de 2010. Yucatan cuenta con 106 municipios, la gran mayoría son pueblos de enorme raigambre indígena, el maya se escucha habitualmente. Habitual es ver, en cada uno de estos pueblos, las tiendas Diconsa y todo tipo de programas Federales para ayuda de pueblos marginados, andando por acá es cuando entendemos los esfuerzos que el Gobierno hace para distribuir ayuda a la población menos favorecida y aquí aplica también aquello de los "usos y costumbres".

   Cuncunul no es el municipio con menos habitantes, hay otro que cuenta apenas 942, ese es el de Quintana Roo, sí, hay un Quintana Roo, Yucatán. Ahora bien, comparando esta división territorial de Yucatán con la del Estado de Tlaxcala, el más pequeño de México, vemos que Yucatán tiene una superficie de 43 379 kilómetros cuadrados, divididos en 106 municipios, mientras que Tlaxcala cuenta 3 991 kilómetros cuadrados con 60 municipios. Entiendo que estas municipalidades se basan, en buena medida al concepto de "Usos y Costumbres" a fin de poder gobernar todas las localidades eminentemente indígenas. Como dato adicional vemos que Oaxaca, con una superficie de 93 952 kilómetros cuadrados, se divide en 570 municipios.

    En Cuncunul vemos, al igual que en todo México, que en la plaza principal se localiza, de un lado la parroquia o templo católico principal de la población, del otro la presidencia municipal pero, algo que vuelve único a todas las poblaciones yucatecas, o a casi todas, es que en el centro de la población encontramos también un cenote.

    Me da la impresión de que este templo fue originalmente una capilla abierta a la que se le fueron agregando los muros para ir creando una capilla y en la actualidad vemos todo el conjunto integrado, de forma muy sencilla, sin ornamentos que impresionen, ni por dentro ni por fuera.

   Este es el cenote, localizado entre la iglesia y la presidencia. Al verlo nos transportamos en el tiempo ya que, cunando recorremos las zonas arqueológicas vemos la presencia de un cenote, es decir, la idea maya de crear la población junto al abasto de agua sigue vigente.

   Y si todo el municipio no cuenta dos mil habitantes, bien te podrás imaginar la dimensión del pueblo, lo cruzamos en cinco minutos de extremo a extremo, vamos encontrando algunas casas ya en ruinas que van siendo envueltas por la selva poco a poco.

   Algo que impera por acá es la paz, la tranquilidad, el silencio. Vehículos son escasos, esto para bien o para mal, según lo entendamos. El problema se me presenta pues, quiero continuar mi recorrido solo que, no hay medio de transporte. Consulto el mapa, la siguiente población es Tekom, esta a unos 7 kilómetros de distancia. ¿Siete? son pocos, tengo como límite el caminar 10 sin parar, eso porque las décadas vividas ya me pesan, así que, me daré otro de mis gustos: caminar por despoblado:










    Aquí, en Yucatán,  como en montones de otros lugares de México, los límites de la población se marcan con cruces. Veo que ésta tiene un número romano, el XI, seguro que marca la estación del rosario que, me atrevería a asegurar, se realiza en Semana Santa.

   Paso frente al cementerio, ya estamos en Tekom, otro municipio de población reducida, no tanto como el anterior, aquí en 2010 se registraron 3 100 habitantes. Y las tumbas del panteón, como costumbre es en Yucatán, están pintadas de azul.

    Aquí en Tekom, como en el pueblo anterior, el de Cuncunul, siendo las dos de la tarde, da la impresión de ser un pueblo abandonado, pero no es así; sucede que, los rigores del clima obligan a los habitantes a permanecer en casa desde la una de la tarde hasta las cinco, que son las horas de mayor temperatura, pero un que turista es, suda con ganas y se agota de tal manera que es cuando se entiende el por que Yucatán bien merece el título de ser el creador de la siesta. Y no habiendo más que ver por estos rumbos, mejor regresamos a Valladolid, en el camino pasaremos por otro pueblo, el de Chichimilá, también es municipio, está más poblado, tiene ocho mil habitantes pero, el cansancio me gana y me quedo dormido en el taxi colectivo.

    Hay que reposar, mañana la jornada será larga y comenzaremos muy temprano, nuestra próxima escala en el Oriente de Yucatán: Tinum.




1 comentario:

  1. Caminar 7 km.!!!, yo he caminado cerca de 8 a buen paso y entiendo perfectamente lo que puedo significar...el viento en tu rostro, los rayos del sol, la soledad del camino....eso no tiene precio!!! Y que tal la sensacion de soledad cuando ya esta ocultandose el sol y aun no llegas al poblado !!!

    Saludos

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