miércoles, 8 de abril de 2015

De los Santos del Camino Real.

   Vimos ya sobre los Cristos que aparecen a lo largo del Camino Real de Tierra Adentro, será bueno ver ahora los Santos (o beatos) que tenemos en el mismo que, siendo fieles creyentes, se nos van "apareciendo" en el camino. Uno de ellos, el más importante, creo yo, es San Cristóbal, santo de la iglesia primitiva que esta incluido dentro de la Leyenda Dorada o Legenda Aurea concebida por el dominico de la Vorágine. Su obra es una especie de catálogo de santos que la Iglesia acepta, allá por el siglo XIII, tiempos por demás remotos. San Jorge, San Sebastián y San Cristóbal son, entre otros, algunos de los que aparecen en ese compendio, el que nos interesa ahora es San Cristóbal, dado que es él el Santo Patrono de los viajeros, de los conductores, razón por la cual está asociado al Camino Real y, razón por la cual veremos en ocasiones su nombre, su imagen en puentes... en el caso de que aun existan los medallones en donde se solían poner a los santos protectores del camino. Y la razón de que se coloquen allí es debido a que Cristóbal ayudaba a cruzar los ríos, eso de acuerdo a la leyenda.

   Otro Santo que aparece en el Camino Real tiene mayor relevancia por haber sido designado, en 1555 el primer Santo Patrono de la Nueva España: Señor San José, en buena medida esa es la razón por la cual vemos en prácticamente todos los templos coloniales de México un altar dedicado a él, la Virgen de Guadalupe no será designada Santa Patrona hasta mediados del siglo XVIII, en 1756. Y el que sigue es uno al que la leyenda tejida en torno a él lo identifica como el que construyó el Camino Real, el beato Sebastián de Aparico. Eso de que fue el constructor no es cierto, quien realiza el Camino Real de Tierra Adentro es Juan Muñoz de Zayas y su, digamos, ingeniero fue Pascual Carrasco, personajes de los que hablaremos en otra ocasión. La imagen que vemos ahora la tomé en la Plaza de Santo Domingo, en lo alto de lo que fue el edificio de Aduanas, se trata de Señor San José que lleva al niño Jesús de la mano, conduciéndolo, al igual que conduce a los viajantes del Camino Real, dado que allí, cuando se da la consolidación del Camino Real de Tierra Adentro -siglo XVII- se traslada allí el punto de partida en 1676, ya que antes, me comenta una lectora, la Primera Aduana estaba entre las calles que ahora se llaman San Jerónimo y Regina sobre la calle 5 de Febrero. y se fundó en 1574. (Dato que agradezco enormidades a la referida lectora.) Regresemos al tema de los santos y veamos algo de San Cristobal.

  "Cristóbal de Licia, conocido como San Cristóbal mártir, considerado como uno de los Padres del yermo, es un santo cristiano, sobre cuyo origen las distintas tradiciones cristianas están en desacuerdo. La tradición católica —transmitida sobre todo en la Áurea legenda (aprox. 1282) del arzobispo dominico italiano Jacobo de la Vorágine— lo describe como un gigante cananeo, que tras su conversión al cristianismo ayudaba a los viajeros a atravesar un peligroso vado llevándolos sobre sus hombros. La leyenda afirma que en una ocasión, ayudó al niño Jesús a cruzar el río; sorprendido por el peso del infante, éste le explicó que se debía a que llevaba sobre su espalda los pecados del mundo, tras lo cual bautizó al gigante y le encomendó la prédica. El nombre de Cristóbal (del griego Χριστοφορος, Christóforos, ‘portador de Cristo’) le vendría de esta hazaña. La leyenda, considerada apócrifa desde antiguo, continúa siendo popular, pese a que en 1969 el Vaticano oficialmente la proclamase no canónica. En la tradición ortodoxa, la leyenda describe a Cristóbal como un bárbaro de singular tamaño, proveniente de una tribu bereber, que fue ejecutado bajo el emperador Decio por predicar la fe cristiana, tras haber realizado numerosos milagros. Para las iglesias ortodoxas, la historicidad de Cristóbal no está en duda". (Tomado de Wikipedia.)

    “Un personaje de vida por demás interesante –como sólo se daba en el ambiente deslumbrador de la era de los descubrimientos- llegó a la Nueva España en 1533 con 31 años cumplidos, con escaso caudal pecuniario, pero con particular habilidad para domar toros y uncirlos a las carretas, en cuya construcción también era diestro. Se instaló en Puebla y comenzó a poner en práctica sus oficios: se llamaba Sebastián de Aparicio. Con intuición y talento, consideró que si unía con un camino carretero la capital del virreinato con el puerto de Veracruz, su negocio de transportes rendiría frutos considerables, y puso manos a la obra, recursos financieros y tozudez gallega –era de Gudiña, Orense-. Trazó y construyó el camino pasando por Puebla, Perote y Jalapa; de inmediato tuvo éxito y recompensa, pero lo mejor estaba por venir. El descubrimiento de las minas de zacatecas exigía complementar la empresa prolongando el camino hacia el norte, y no paró en mientes: concluyó la obra con ayuda, según cuentan sus biógrafos y antigua y sostenida tradición, de los mismísimos chichimecas".

   “Después de que acumuló una fortuna considerable en los diez y ocho años que se desempeñó como transportista al servicio de la Casa de Moneda, se estableció como agricultor, sucesivamente, en Tlalnepantla, Azcapotzalco y Chapultepec; en eso invirtió veinte años de su vida, y su hacienda seguía acrecentándose, se casó dos veces y dos veces enviudó. Finalmente distribuyó sus bienes entre los menesterosos e ingresó a la orden franciscana en 1572, cuando tenía 70 años. Murió en el convento de Puebla en el año 1600, a los 98 de su edad, con gran fama de santo. El papa Pío VI lo declaró beato el 17 de mayo de 1789. Su cuerpo se conserva incorrupto en el convento de San Francisco de la ciudad de Puebla” (1)


Fuente:

1.- De Santiago Silva, José. El templo agustino de San Juan de Sahagún en Salamanca. Ediciones La Rana. Guanajuato. 2004, pp.77-78 

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