martes, 25 de abril de 2017

Zaa Guidxi: Un claro ejemplo de la mimetización y sincretismo en Tehuantepec, Oaxaca

   Hemos hablado mucho sobre sincretismos, sobre religión, sobre costumbres y sobre calendarios en este Bable. Hemos visualizado casi todo lo prehispánico desde el enfoque azteca (o nahua en todo caso) y el maya, que son los más difundidos. Algo hemos hablado aquí sobre chichimecas, tarascos (purépechas) y otomís (ñähñü). Poco sobre la región sur, la de mixtecos y zapotecos. Esto debido a que son zonas que no he explorado aun, si bien hace algunos años estuve en Oaxaca, años antes de El Bable, cuando crucé el istmo de Tehuantepec lo hice de noche y dormido, así que no me di la oportunidad de aprender lo mucho que esa región tiene.

   Ahora encuentro algo que nos hace ver que al menos en aquel rumbo de México se conserva aún una festividad que nos remite a tiempos del florecimiento zapoteco en cuanto a la cuenta del tiempo se refiere. Recordarás que hace poco comentaba que este año (2017) coincidía el 7 de abril, que fue Viernes de Dolores, con el inicio del mes nahua del Tozoztontli, mes que se dedicaba a Tláloc pues era una de las varias peticiones de lluvia que se le hacía.

  En el caso del Calendario Zapoteco hay muchas similitudes con el calendario nahua, hemos visto que el calendario chichimeca igual tiene la misma base y las similitudes son muchas, en cuanto a la disposición de meses, días y movimientos estelares por lo que todo indica que hay un tronco común, el tema es complicado y abundante, por lo que si te interesa leer al respecto, entra en este enlace pues el interés que tenemos ahora es ver la festividad del Año Nuevo zapoteco y su interrelación con la Semana Santa o Cuaresma y el Día de Muertos. Encuentro un libro muy interesante del cual extraigo lo siguiente:

  Esta víspera del antiguo Año Nuevo indígena, después transferido al primero de enero por la Corona provocaba terror entre los zapotecos de la sierra, por sus rituales de muerte. Toda la gente se encerraba en su casa temprano, existía la prohibición de salir, los trasnochadores que no cumplían eran castigados por los hechiceros, los entregaban o sacrificaban simbólicamente a la muerte. A los niños les pintaban la cara con tizne o se les ponían máscaras de nopal sin espinas. Los grandes se desvelaban armados, con instrumentos filosos o de fuego, y hacían rituales para alejar a los espíritus malignos (p. 31).

   En Tehuantepec las principales fiestas de tradición prehispánica fueron las Zaa Guidxi, en que se celebraba el Año Nuevo de la tradición zapoteca…

  Los misioneros encauzaron muchas manifestaciones de la antigua religión indígena, al cristianizarlas les dieron un mayor esplendor y un nuevo significado. Implantaron la vieja costumbre romana de hacer la fiesta del cambio de autoridad el día primero de enero. Las celebraciones del año nuevo incluían rituales para departir felizmente con los muertos y reinstaurar la creación del nuevo orden. […] los misioneros transfirieron el tiempo de la Septuagésima, el inicio de las fiestas titulares, aprovecharon las antiguas celebraciones indígenas para cristianizarlas y reubicarlas en el calendario cristiano. De esta manera, durante la cuaresma no quedó ninguna fiesta y hubo que recorrer la celebración del Año Nuevo Zapoteco, así se fue perdiendo la tradición del calendario ancestral. En Tehuantepec el año comenzaba el 12 de marzo, según Burgoa, terminaba un año después, el 6 de marzo; del 7 al 11 eran los días aciagos (pp. 89-90). (1)

Para saber más del tema, te recomiendo leer esta crónica.

Nota: La imágenes las tomé del portal de noticias NVI, hay una de Quadratín.

Fuente:

Munch Galindo, Guido. La organización ceremonial de Tehuantepec y Juchitán. UNAM-IIA. México, 1999.

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