lunes, 7 de agosto de 2017

La capilla abandonada del Señor de la Misericordia en Mineral de Pozos, Guanajuato

   Si sabes disfrutar la soledad, si gustas del silencio, de las largas caminatas, de los edificios abandonados, de vagar por un pueblo en el que poca, muy poca gente verás cuando camines. Si te gusta comer bien y a buenos precios si de pronto llegas a un lugar en el que, subes una escalera y se presenta ante ti un salón con cortinas gruesas, candiles, piso de madera y una atmósfera que te hace viajar en el tiempo y te sirven un café que... sabe a exquisito café. Estás en el lugar preciso: Mineral de Pozos, en el estado de Guanajuato.

   Existen los guías turísticos, yo prefiero sorprenderme al ir descubriendo los lugares, a este sitio lo había visitado hace tiempo, en 2009, para 2012 le fue otorgado el título de Pueblo Mágico y comenzó a cambiar un poco, en el sentido de cambiar para mejorar... en aquella ocasión vi muchos sitios en ruinas, uno de ellos era un templo, al cual ahora regreso con facilidad pues recuerdo por donde se localiza... no ha cambiado en mucho... sigue abandonado, sigue usándose como corral y parece que hubo celebración pues alcanzo a ver algunos adornos, tipos banderitas de plástico atadas a un hilo verde y amarillas...

   Ahora aprendo que esta era la Capilla del Señor de la Misericordia, fue abandonada, al igual que todo el pueblo, desconozco detalles, las minas comenzaron a ser abandonadas en 1920... para 1924 ya no había ninguna funcionado, deduzco fue entre esas fechas que la capilla dejó de funcionar.

  Siempre es interesante entrar en estos recintos, la curiosidad nos lleva a entrar, atisbar... imaginar lo que hubo aquí... pensar lo que ocurrió en alguna ceremonia o cuando se decide cerrar la puerta... vendría el saqueo, las ventanas serían tapiadas, una parte de la bóveda colapsa, justo la que estaba sobre el altar mayor, al igual que la pared trasera.
















1 comentario:

  1. Parece un portal hacia otra dimensión donde el tiempo se congela y los ruinosos muros, testigos de un pasado glorioso, murmurando al oído atento sus historias.

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