lunes, 16 de abril de 2018

Una reflexión sobre los Archivos Históricos y las drogas

  Quizá sepas que estamos por cumplir 10 años en este Bable, quizá sepas que de un tiempo para acá (unos 5 años) comencé a navegar en los interesantes océanos que contienen miles de documentos en los Archivos Históricos... cada vez que abro un libro, de Cabildo, de Notarios, de lo que sea, voy de sorpresa en sorpresa, sea una caligrafía perfecta [que una imposible de leer], sean las decoraciones que se acostumbraban poner en ciertas letras capitales [como en la imagen] que en los sellos [como el que sigue] que en las palabras fuera de uso, en las formas de escribir, de relatar, de dejar asentado un acontecimiento...

  Pero no todo es miel sobre hojuelas, de pronto sea por la fuerza de la escritura y la puntilla usada, digamos que la pluma, que la tinta se transparenta... hace casi imposible leer el documento... o peor aun... cuando ciertas caligrafías son tan complejas que si llegamos con una duda, salimos con cien luego de "leer" o tratar de interpretar el documento... y de pronto aparecen estos sellos, cosa extraordinaria que me ayuda a transportarme en el tiempo...

   Y ya en tiempos más recientes, finales del siglo XIX, topamos con cosas más sorprendentes por su actualidad y su diametralmente opuesta manera de usar... la sustancia. (Ver cuarto renglón de la imagen). Me explico.

  Esto ya lo había leído en La estatua de sal de Salvador Novo, en la que comenta cuando Toña la Maromera, que había estado en Europa, trajo la moda de inhalar clorhidrato de cocaína... [quizá fue otro de sus amigos, no lo recuerdo bien] el punto está en que para 1921, comenta Novo, en las boticas que eran droguerías, había cocaína y morfina... la morfina viene de la Adormidera, una planta que da hermosas flores rojas (recuerdo que de niño, cuando iba por las vías de tren, en cierta época del año florecía la adormidera abundantemente) y en estos listados que recién vi en un Archivo Histórico, cuando se inventaría una Botica, aparece tanto la adormidera como el polvo de opio. 

Los tiempos cambian, indudablemente...





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