viernes, 25 de mayo de 2018

Entre condes y marqueses te veas: El caso de la hacienda de San Pedro del Álamo.

  “Los terrenos de San Pedro del Álamo pertenecieron a las jurisdicciones de los pueblos de Cuencamé y Peñol Blanco. Un plano de fines del siglo XIX los presenta dentro del siguiente marco: por el norte el curso del río Nazas; por el oriente el pueblo de Cuencamé y la hacienda de Atotonilco; por el sur la hacienda de Juan Pérez (otro de los grandes latifundios de la época que fue  propiedad del marqués del Jaral); y por el poniente, varias haciendas de menores dimensiones pertenecientes a la jurisdicción de San Juan del Río. El pueblo del Peñol Blanco, fundado en el siglo XVI como una misión franciscana, quedó enclavado en el centro del territorio de San Pedro del Álamo. Además del río Nazas, cuyas broncas avenidas fueron en la época colonial más temidas que aprovechadas, atravesaban el territorio de la hacienda dos corrientes de agua: el río de Covadonga y el arroyo del Álamo, ambos afluentes del Nazas. Según los ingenieros que trazaron este plano la extensión de la hacienda era de 428,119 hectáreas.” (1)

  Enormes fueron las propiedades establecidas en el norte del país. Más allá de la Nueva Galicia, en la Nueva Vizcaya y el Nuevo Reino de León, por las características del terreno, ubicado entre sierra y desierto, aunado a la escasa población y el clima extremo, tenemos por resultado una proliferación de latifundios, en este caso la creación de un condado.

  Francisco de Valdivieso Mier y Bareda, Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos, es quien recibe de parte del rey el Felipe V el título de Conde de San Pedro del Álamo, el 15 de septiembre de 1734. El personaje nació en Cantabria, España, el 9 de marzo de 1683, casó en primeras nupcias en la ciudad de México con Luisa Antonia Sánchez de Tagle el 13 de junio de 1714. En segundas con Josefa Manuela de Azlor y Echeverz el 2 de julio de 1735 en la Hacienda de San Francisco de Patos. En el primer matrimonio no habrá descendencia, en el segundo son dos hijos los que tienen:

  El primero nace en 1740, José Francisco de Valdivieso y Azlor Echeverz, casa en primeras nupcias el 22 de septiembre 1762 con Mariana Gallo de Pardiñas y Núñez de Villavicencio; en segundas con Alexa María de Bassarte y Ayza el 17 de marzo de 1773. El segundo hijo fue Pedro Ignacio de Valdivieso y Azlor Echeverz (IV marqués de San Miguel de Aguayo), nacido en 1744 y casado en primeras nupcias el 14 de noviembre 1762 con María Gertrudis Sánchez de Tagle y Gallo. En segundas con Ana Gertrudis Vidal de Lorca y Pinzón el 26 de noviembre 1785.


  Esta vez nos adentramos un poco en nombres, apellidos, en descendencias y ascendencias pues vemos un claro ejemplo de linajes asociados a propiedades, a tierras, a haciendas y latifundios. Los Sánchez de Tagle tenían grandes propiedades cercanas a Guadalajara, en el valle de Tala y en la Ciénega, zona que limita al norte con los Altos de Jalisco y al sur con la laguna de Chapala, al tiempo uno de los Sánchez de Tagle adquirirá el título de marqués del Apartado. Mientras que la familia Azlor y Echeverz eran los propietarios de la zona sur de Coahuila, tierras del marquesado de Aguayo.

  En cuanto a Bassarte y Ayza, vemos allí concentradas dos importantes familias de la Nueva Galicia asociadas a la minería en el real de Bolaños. El padre de Aleja María era don José de Bassarte Borau, gobernador de la Nueva Galicia; su madre era la hija del marqués de Castillo de Ayza, también gobernador de la Nueva Galicia y dueño de minas y haciendas en Bolaños.

  Con toda esa prosapia podemos imaginar con facilidad lo que llegaron a ser las propiedades de la familia que había emparentado por un lado y por el otro, y vueltas a emparentar (dado que había matrimonios entre primos, sobrinos, tíos), las cuales abarcaban la tercera parte del actual Coahuila y una buena porción del de Durango. La última propietaria fue María Dolores Valdivieso de Valdivieso, para 1888 los herederos venden lo que quedaba de aquello que llegó a ser uno de los latifundios más grandes de México… es decir de Nueva España.

  A manera de conclusión de esta historia, te recomiendo leer un artículo publicado en el periódico El Siglo de Torreón, en este enlace.

Fuente:

Vargas Lobsinger, María. Los informes de los administradores de la hacienda de San Pedro del Álamo. En Origen y evolución de la hacienda en México. Memorias del simposio realizado del 27 al 30 de septiembre de 1989. El Colegio Mexiquense. Toluca, 1990. p.193

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